viernes, 19 de noviembre de 2010

Amorosas crueldades



Es romántico, bello, un sueño que está ahí, y en el que permanece siempre la idea de que quizás algún día como en una bella película los protagonistas se miren de nuevo a los ojos y vivan ese amor que ha permanecido impoluto durante años; pero maldigo la poesía (el amor) que no se vive, el amor que no es una caricia, un abrazo, un aquí estoy físicamente para tenderte mí mano y entregarte lo que soy y quien soy y por que lo soy. La poesía de la risa y de las lagrimas compartidas. Maldigo la poesía (amor) platónica de la esencia etérea de un sentimiento, la vivencia en un limbo irreal, prefiero día a día bajar al cielo y subir al infierno de la realidad de un despertador conjunto, de fregar los platos, hacer la cama o ir a comprar, de un sofá de media noche o un baño compartido. No quiero la idea sino la practica, no quiero una palabra sino un hecho. No soy neutral como dice la poesía de Celaya, "mi cantar no puede ser sin pecado un adorno", mi sentimiento no es un adorno, no es un lujo, no son unas letras, no es un bloque inamovible de hormigón sino algo vivo e inquieto, real, físico, que vibra y se enaltece, que existe y es. Maldigo el amor neutral, puro, blanquecino como el lienzo de un altar, como un paño de pureza que rodea lo que no debe ser escondido. Maldigo el amor, me maldigo a mi mismo.

Maldigo los días
en los que se nace,
cada día con sufrimiento de parto.

Maldigo los días,
el hastío que se alarga
y que quema mis entrañas,
combustible perecedero
que poco le queda para seguir ardiendo,
solo cenizas,
negras y oscuras
que el aire vapulea
llevando a todas
y ninguna parte.

Mancho el heroísmo
de permanecer con las lagrimas
de cristal frío,
como el de una virgen
petrificada y encerrada
en un busto cubierto
de un bello manto,
recuerdo de quien fue
(María, simplemente)
y la traición en la que se ha convertido
(Reina impoluta, que la llaman).

Maldigo lo que es
por ser lo que no fue,
maldigo lo que fue
porque no es.





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